¿Violencia Urbana?
- 02
- Mar
Todos y todas, hombres y mujeres podemos sentir rabia, alegría, disgusto. En ese sentido, la rabia-ira es una emoción muy particular. En las culturas milenares orientales, la rabia-ira forma parte del elemento “fuego”.
Creo que esta analogía de la rabia-ira como “fuego” nos va a ayudar. El fuego necesita de pocas condiciones para que suceda, algo que arda y una chispa, oxígeno y que siga habiendo una fuente que alimente el fuego.
Los humanos experimentamos rabia-enojo-ira ante muchas cosas. Por ejemplo, en el trabajo. El trabajo es un escenario donde muchas veces podemos sentir estas emociones, podemos tener hasta razón, pero hay una serie de factores que “confabulan” para que NO se exprese la rabia-ira: hay colegas de trabajo, es el lugar de trabajo, necesito cuidar mi salario y “estas-cosas-pasan-en-los-trabajos”. Curiosamente esa misma sabiduría pocas veces la llevamos a la casa, a la pareja, a la familia,a otras áreas de nuestra vida.
En otros escenarios, las condiciones ideales para que ese fuego (rabia-ira) se exprese y una de las cosas que más hace que se fomente esa rabia-ira y se propague es nuestras propias mentes y los autodiálogos que sostenemos con nosotros mismos. Estos autodiálogos nos dicen cosas absurdas pero que con certeza las hemos escuchado antes: amigos de la niñez, en el colegio, la primaria, la secundaria. Cosas como “no te dejes”, “él comenzó”, “nosotros te apoyamos”, “el que pega primero pega dos veces”, “tienes que pararlo ya para quedar bien”.
Estos diálogos que sostenemos con nosotros no son locura, no son síntomas de psicosis. De hecho es un recurso evolutivo muy sano, nos hablamos para auto-regularnos; lo hacemos para mantenernos calmos y tranquilos; sin embargo también puede servir para lo contrario. A veces la voz que nos habla es una “voz enferma”, la voz de alguien que sufrió y esa voz nos lleva a protegernos de “ataques” que existen y están por ahí afuera.
Todos y todas experimentamos rabia-ira cuando estamos manejando en el automóvil, cuando hacemos fila en el banco, supermercado, etc. ¿Cuántas veces esa rabia-ira crece y se convierte en algo más? Pocas. En otras ocasiones esta rabia-ira encuentra su camino rápido hacia la realidad y se expresa, alimentado por la mente que nos habla y nos dice que sí, la rabia se multiplica.
El otro elemento que hace que esa rabia-ira básica que todos y todas podemos sentir se convierte en algo que ocurre, o sea un evento, algo que estamos viendo, tiene mucho que ver con la certeza que tenemos que YO tengo la razón. Este argumento ocurre muchas veces en otras áreas de la vida en pareja que sabemos forma parte de la no-decisión: ocurre en la infidelidad (tú te lo mereces,él jamás se va a dar cuenta), ocurre cuando rompemos el presupuesto familiar (yo me merezco más porque soy el que más trabaja) y por ahí va la cosa.
Al final gente que se entra a golpes en la calle es violencia. La violencia es un fenómeno psicosocial, la persona que pega o ambos que se pegan creen que tienen “la razón”. Lo mismo ocurre en las parejas, en la familia. Es el MAL uso del poder y del control.
Sencillo: usted siente muchas ganas de pegarle a alguien, a veces lo ha hecho, la rabia le dura días y no pasa; usted necesita un tratamiento para el manejo sano de sus emociones. Haga lo que las personas sanas o mínimamente sanas hacen: si usted tiene un dolor de diente va al dentista, si sus lentes ya no sirven y ve borroso, va al oftalmólogo. ¿Qué hace si sabe que tiene un problema y no sabe cómo pararlo, como la rabia? Vaya a un psicólogo, terapeuta idóneo.