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Infidelidad

de00050Parece que una de las constantes que se repite en el consultorio de terapia de parejas es la infidelidad.

Una de las primeras peleas en el consultorio es en torno a qué es infidelidad y que el hecho que no hubo un encuentro sexual, no es infidelidad. Lo cierto es que atribuir solo las relaciones sexuales como medida que haya infidelidad o no, elude el punto importante para la pareja.

La infidelidad siempre es una lesión a la integridad y a la confianza en la pareja. La mayoría de las veces la infidelidad surge en el diario intercambio de la pareja o de la familia como una ausencia por parte del infiel. Pasa cada vez más tiempo en el celular, chateando, navegando, sale y cuando está es como si no estuviera. Cuando está la persona que está actuando la infidelidad, la mayor parte del tiempo se presenta distante y es muy probable que no desee tener relaciones sexuales con su pareja; las razones para eso son variadas.

Otra de las constantes que escucho en el consultorio tiene que ver con frases como “ella es solo una amiga”, “ella no significa nada para mi”, “es que no sé decir no”. Muchas de estas frases creo que todos sabemos que son excusas, son justificaciones, son formas de no entender que la fantasía de la infidelidad ya no puede continuar y que la realidad ha pesado sobre la persona infiel.

Una de las características de la infidelidad que nos dan a conocer que la parte que está actuando la infidelidad sabe o intuye que lo que hace está mal, tiene que ver con la preparación para los encuentros. La mayor parte del tiempo las personas infieles pasan una cantidad de tiempo elaborando sus encuentro, trabajando situaciones para que no sean descubierto y hasta historias por si alguien los llega a ver en el lugar donde están.

Este tipo de conducta por supuesto constituye una forma abierta y deliberada de encubrir, ese cuidado denota que la persona sabe que comete una acción que puede dañar y esa persona tampoco está lista para tomar una decisión sobre qué va a hacer. En otro nivel un poco más difícil de creer o entender, algunos de estos esfuerzos por encubrir son formas rudimentarias e inapropiado de proteger a la otra parte que forma la pareja de no sufrir.

Ok, mucho de esto pues ser que lo hayamos pensado, leído, vivido; no necesariamente es una novedad. Lo cierto es que la infidelidad sigue siendo la lesión más importante y la experiencia más dolorosa que se pueda vivir en pareja. Sigue siendo una sorpresa y un misterio cómo algo tan importante como la pareja muchas veces solo depende de elementos “invisibles” (pero existentes) como la confianza, el cariño, el respeto, el amor, el cariño y la historia que ambos comparten.

La infidelidad es una interrupción, un corte abrupto de una relación en la que no se dio un proceso de distanciamiento, en la que no se metabolizó el deterioro. La infidelidad es una interrupción abrupta, en sí es un duelo y como tal constituye un hecho abrupto que agrede la parte afectada y la parte que actúa la infidelidad. Ese es el poder de esta experiencia, puede cambiarlo todo de un momento a otro tal y como lo hace la pérdida de una persona querida ante una situación accidental.

Otro de los grandes retos con los que se enfrenta la pareja que experimenta una crisis por infidelidad es proponerse entender la siguiente pregunta: ¿puedo perdonar lo que pasó? Claro que es una pregunta válida y también es una pregunta que la parte infiel desea que la otra parte trate de responder; es una forma de colocar la solución de la crisis en la otra parte.

No. El perdón es algo que ocurre mucho más tarde en el proceso del trabajo de la infidelidad. Es como la cicatriz, aparece al final. La cicatriz “trata” de formarse enseguida, trata de parecer, sin embargo la inflamación y el proceso de sanar y limpiar hace que la cicatriz desaparezca hasta que las condiciones para que se sane sean más estables; es entonces donde se puede sentir y experimentar alivio.

Otra de esas preguntas titánicas es: ¿se puede rescatar todo lo que se ha perdido? Esta pregunta requiere una respuesta más real, sí y no. Sí, la infidelidad puede ser superada. Muchas parejas logran rehacer su relación e incluso fortalecerla después de una crisis por infidelidad. Muchas veces las crisis traen consigo un gran potencial para aprender, para conversar situaciones problemáticas que en la tranquilidad del día-a-día no se puede entablar.

Esa capacidad depende de muchos factores y depende mucho de los elementos o factores fuertes de la pareja y también depende de la sinergia que se establezca en la terapia. También hay un elemento alquímico donde algo se transforma y donde el sufrimiento puede dar paso al bienestar. Mucho de ese proceso es mediado por el terapeuta que sí debe ser una persona formada, que entienda estos procesos. El tratamiento por infidelidad es muy delicado y requiere experiencia, es algo que debe ser abordado con mucho respeto y compasión por parte del terapeuta hacia ambos miembros de la pareja.

La respuesta también puede ser no porque también depende si alguna de las dos partes no quiere pasar por esa experiencia o si una de las partes cree en ideas como “si me eres infiel, te dejo” y muchas veces así sucede. La persona crea un sistema, un programa de autodefensa ante estas situaciones donde se elige con anterioridad que no se quiere invertir energía tratando de entender, ni tratando de solucionar.

Esta situación no me siento en capacidad de rotularla como extrema, pienso que la infidelidad ya es una situación extrema. Pienso que es un elemento de la realidad y es la forma en que la persona piensa y ante ello lo único que puedo hacer es entender. El resultado negativo no siempre es resultado de esta idea programada o dogmática; también puede deberse a que en algún momento del proceso algunos de los miembros simplemente se canse y deje de creer en la pareja. Estas posibilidades forman parte del escenario de lo que puede ocurrir.

En general, la infidelidad no es el fin; hay vida más allá de esto. Existe un gran potencial para buscarse y reparar. No descarte, si está pasando por esta experiencia, que la terapia de pareja es una gran herramienta, aliada en el proceso de cambio de la pareja hacia el bienestar.

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