De lo común al problema en la pareja
- 25
- Jan
Una de las cosas que me sorprenden de trabajo tanto con parejas es la idea que la pareja es como un “título”, algo que va antes de tu nombre, como “Sr.”, “Sra.”, y eso no va a cambiar. Pareciera que la pareja va a estar ahí y es solo estar juntos que estar en pareja va a ocurrir.
Comencé diciendo que me sorprende que las parejas piensen así, porque usualmente es eso lo que los lleva a desarrollar conflictos. La pareja es una entidad viva, existe; es como el amor que se siente por un hijo, o por una madre o padre; no se puede ver, no se puede medir, pero existe. La pareja existe dentro de cada uno de los miembros que la conforman. En un lazo o un vínculo de afecto espiritual, físico, mental, son muchas cosas.
Una de las cosas que no pensamos es en la pareja como un músculo (claro que no). ¿Cuál sería el beneficio de pensar a la pareja como un músculo? Bueno, por una parte los músculos están siempre en movimiento; los músculos necesitan siempre ejercicio o estímulo para crecer o para mantener su fuerza.
La idea es que la pareja necesita que se trabaje en ella, que se hagan cosas por fortalecerla, que se la alimente. Una de las cosas que más destruyen una relación es nuestras propias creencias; en este caso creencias en la forma de “cultura”. Tengo muchas pacientes que se quejan cuando salen con el esposo que las mujeres se juntan para: hacer la comida, cuidar a los niños, limpiar la casa y hablar de las cosas que viven con sus esposos. Los estos se juntan entre hombres y ellos comen (la comida que hicieron ellas), beben cervezas o alcohol, juegan, tocan instrumentos musicales.
Esa separación tan simple y hasta cierto punto, tan natural de cómo son las relaciones entre hombres y mujeres, es cultural y con ello quiere decir que es así porque en algún momento personas se pusieron de acuerdo para que así fuera. Tal vez por razones muy válidas, una de las cosas que yo veo en el consultorio es que esa separación persiste en la casa. La cultura de trabajo ya nos separa ocho horas (por lo menos), el trabajo de casa nos separa; ¿qué cosas nos unen?, ¿qué une a la pareja más allá de funciones, de los hijos, de compras?, ¿qué hace la pareja solo por y para la pareja (ir al cine NO cuenta)?
la pareja crece de diálogos, conversaciones, de cosas tan sencillas como “buenos días” a cosas más complejas como “te amo” a cosos como “quiero hacerte el amor”. El vínculo principal de la pareja no es sexo. Sexo forma parte de la pareja y como el afecto en la pareja crece, cambia, evoluciona. No somos los mismos siempre, no nos gustan las mismas cosas siempre, ¿cómo la otra parte sabe o sabría que ya no te gusta algo? ha-blan-do.
Hablar es un espacio en el que se comparten y conjugan afectos, deseos, pasiones, amor y que no es solo mencionar cosas como si se lee un libro. Es hablar lo que siento (de manera intensa y profunda) y que al mismo tiempo hago. Hago lo que digo y viceversa. La pareja (como muchas cosas) existe en ese espacio donde nos permitimos mostrarnos como somos y saber que la otra persona nos acepta y ese hablar está lleno de “hacer-es”, de acciones que redundan en el bienestar de la pareja, redundan en que “te estoy pensando”.
Sería bueno moverse un poco más a ese lugar conde nos hablamos y hacemos cosas juntos. Si usted piensa que esto es algo que le cuesta, le duele o algo no le deja poderse expresar; ¡es una buena razón por la cual visitar a un psicoterapeuta idóneo!