UA-51374856-1

Cuando la pelea se vuelve lo más importante

166763_563856860314296_1185660147_nMuchas veces, muchas parejas inician su vida juntos con una especie de acuerdo. Algunas veces ese acuerdo es implícito, nos decimos en voz alta lo que esperamos de la relación y de cada uno y esperamos el consentimiento de la otra parta. En otros momentos ese acuerdo parece ser implícito. Uno o ambos miembros de la pareja han dado sus ideas en torno a las cuales luego tener expectativas o patrones sobre los cuales exigir.

En cualquiera de los dos casos, las parejas tienen acuerdos y estos acuerdos o los dos lo tienen muy presente o uno de los dos lo tiene muy presente. La mayoría de las veces este acuerdo aparece casi cuando la pareja decide que van a ser pareja de manera formal.

Lo importante de acuerdo es que sea sostenible y los términos signifiquen lo mismo para los dos. Ambos necesitan estar claros sobre cuál es la naturaleza del acuerdo y deben saber si hay consecuencias para romper o perder el acuerdo. Los acuerdos también se pueden replantear, todos y todas cambiamos y lo que en un momento era extremadamente importante, puede ser que en otro momento sea menos importante o su importancia hay evolucionado hacia otro concepto.

Los acuerdos muchas veces nos conectan con cosas que exigimos, cosas que penalizamos y en ocasiones forman parte del universo de los “nunca” y de lo “prohibido” en la pareja. Yo como terapeuta de parejas trato de promover que las parejas puedas desarrollar acuerdos sobre cómo se van a amar, cómo se van a decir las cosas, cómo van a mantener la cordura cuando discuten y cómo seguir promoviendo a la pareja.

En algunos momentos de mi trabajo observo cómo pareciera que “la misma pareja” es la que está viniendo a todas las citas. Esto lo digo porque hay momentos (no son muchos pero los hay) en que algunas de las parejas que vienen a la consulta entran con la misma queja, con el mismo tema; con algunas variaciones, con algunas ampliaciones. La mayor parte del tiempo es la misma clase de pelea y yo la llamo: pelarse quién tiene la razón.

Es evidente que la pareja no se pelea la razón, cada miembro de la pareja pelea su razón como la más importante; en algunos momentos alguna pareja se siente dolida(o) porque la otra parte olvidó el acuerdo y por mucho tiempo “el acuerdo” fue lo más importante en la pareja, a veces “el acuerdo” se torna más importante que la pareja en sí y pasa a ocupar el lugar de “lo-más-importante”.

Estas parejas donde lo más importante es la norma por lo general viene acompañado de alguien que está vigilante de que se cumplan las normas y suele ser exigente cuando las reglas no se cumplen. Muchas veces la violación a lo más importante se vuelve una ofensa en la dimensión de “grave lesión” y hay una pelea intensa por volver a cómo éramos y cómo debemos volver a ser. La parte que censura muchas veces trata de establecer el acuerdo original y la parte que incumple o abre el margen para renegociar el acuerdo trata con sus medios o con limitaciones por establecer nuevas reglas.

En otras ocasiones las parejas pierden de vista qué es lo más importante en la pareja por distracciones. Una distracción puede ser una tercera persona, no necesariamente una infidelidad, pero una amistad, un colega de trabajo, un familiar; incluso puede ser una situación: el trabajo. Otras parejas pierden el norte a lo más importante dedicando gran energía en que se entienda que yo no tengo la culpa, “yo grité, sí, yo me puse muy bravo, pero es que eso pasó después de que ella hiciera A, B o C”.

Esto lo escucho a menudo y pareciera que tuviera lógica. Pareciera que la persona que habla así está diciendo algo que es correcto. ¿Realmente lo es? No. No lo es. Si yo grito, salto, golpeo la mesa, rompo un vaso lo hago porque no logro contenerme, no logro autorregularme o simplemente lo hago porque “tener la razón me da poder”. Digo NO, porque he estado repitiendo algo a lo largo de este artículo, lo que es más importante en la pareja y lo más importante en la pareja es la pareja.

Si la pareja es lo más importante una parte perfectamente puede hablar de cómo se siente mal o cómo quisiera o espera que la otra parte entendiera cómo sus acciones le comprometen o le producen malestar. La discusión se vuelve una negociación. En algunos momentos podemos perder de vista lo más importante y distraernos con lo que estoy haciendo y con lo que ahora estoy disfrutando.

Muchas parejas logran renegociar la relación por sí mismos. Me parece genial. Otras parejas les cuesta porque se niegan que lo que hacen o dicen sale de sus acuerdos y los aleja el uno del otro. Otras parejas simplemente no quieren aceptar lo que la otra parte dice porque caprichosamente quieren que lo que pasa siga ocurriendo porque es algo que está disfrutando y unilateralmente decide, eludiendo el “nosotros”.

Muchos de estos casos son los que llegan a terapia y una de las cosas que tienen que trabajar es volver a conectarse con lo más importante.

This error message is only visible to WordPress admins

Error: There is no connected account for the user 4814515879 Feed will not update.